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El boudoir como fotografía es reciente. Pero la sensualidad femenina ha sido materia del arte desde hace mucho tiempo, pero con énfasis desde el siglo XIX. Como termino, proviene de Francia, y se hizo popular al Marqués de Sade, quien en sus escritos hace referencia a ese espacio en el que la mujer de hace unos siglos atrás se tomaba un tiempo para arreglarse los atavíos íntimos y al que un hombre podía ingresar sí o solo sí contaba con una invitación expresa: el tocador o -como se dice en francés- boudoir. El termino fotografía boudoir se usa desde 1980, pero el propósito sigue siendo el mismo: rescatar ese espacio de intimidad que se da cuando la mujer se cambia, se arregla, se retoca. A ello se debe que las prendas usadas por las mujeres en estas fotos sean lencerías. Algunos artistas han tenido que hacer concesiones y apelar a prendas no tan íntimas debido a las reticencias de sus modelos, pero la intención siempre es plasmar el encanto y la sensualidad femenina. Además de un arte, la fotografía boudoir es una herramienta de empoderamiento: la mujer se acepta, se ama y se libera, toma conciencia de su belleza y el poder que ella le confiere, y se vuelve segura o confiada en sí misma. Un aumento en el autoestima que la transforma por completo.