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Durante una sesión en el estudio con el payaso Abo, logramos capturar una imagen profundamente auténtica y cargada de emoción. Mientras aún llevaba el maquillaje característico y su traje colorido, le pregunté cómo se sentía tras un espectáculo. Abo, con la sinceridad que lo caracteriza, simplemente se limpió el sudor de la frente, un gesto que resumía su entrega y pasión por su arte. Fue en ese momento, cargado de vulnerabilidad y humanidad, cuando decidí tomar la foto. La escena fue iluminada con un flash strobe y una octobox de 5 pies, colocada estratégicamente para crear un efecto suave y envolvente que destacara los detalles de su rostro y las texturas del maquillaje. La cámara utilizada fue una Canon 5D Mark III, configurada para aprovechar al máximo la luz difusa proporcionada por el equipo, con el flash ajustado a 1/8 de su poder. El resultado es un retrato íntimo que captura no solo al personaje, sino también al ser humano detrás del espectáculo. Es una de mis capturas favoritas por su autenticidad y sencillez. Decidí apreciarla en blanco y negro para mantener sobriedad en la imagen.