​

❝ Una mañana cualquiera, sin planearlo, me detuve frente a una hoja que sostenía una diminuta gota de agua. Era algo tan sencillo, tan pequeño, que probablemente cualquiera habría pasado de largo. Pero para mí, esa gota era todo un universo suspendido en silencio❞​

A veces siento que el mundo va demasiado rápido. Hay días en que todo parece ruido, prisa, obligaciones... Pero justo en esos momentos, he encontrado una manera de detener el tiempo: mirando de cerca.

Desde entonces, descubrí que fotografiar gotas, flores diminutas, texturas escondidas entre las hojas, es una forma de volver al presente. Una manera de recordar que la belleza más profunda no siempre grita; a veces susurra.

Cuando salgo a tomar fotos, no busco escenarios grandiosos ni luces perfectas. Busco detalles: el brillo de una gota que refleja el cielo, la ternura de una flor que casi no se ve, la vida escondida en lo que parece simple. 

Aprendí a esperar la luz suave, a respirar con calma para que el viento no arruine el momento, a confiar en que cada pequeña maravilla tiene algo que decir si la miramos con el corazón abierto.

Fotografiar lo pequeño me ha enseñado algo grande:
No siempre hay que viajar lejos ni buscar paisajes extraordinarios para encontrar magia. A veces, la magia está justo ahí, en una gota de agua que se aferra a una hoja, esperando que alguien la vea.

Yo decidí detenerme. Y en cada gota, en cada flor diminuta, sigo encontrándome conmigo misma.

Arling Gutiérrez.