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Hay cosas que uno va aprendiendo solo después de varios llamados, varios regaños del chef, varios cafés fríos y muchas mochilas mal armadas. Así que hoy te comparto, sin pretensión, lo que suelo llevar cuando me toca hacer fotografía de alimentos en locación, especialmente en restaurantes.

Esto no es una lista definitiva ni “la forma correcta” de hacerlo. Es solo mi manera de trabajar, con lo que me ha funcionado tras prueba, error y una buena dosis de carga y descarga.

1. Cámara y óptica

Trabajo con una Canon R7, que me da el balance justo entre resolución, velocidad y portabilidad. Como lente base uso un 24-70mm f/2.8 L II, muy versátil para planos generales y encuadres cerrados. Cuando quiero capturar detalles más puntuales o jugar con profundidad mínima, saco un macro 50mm f/2.

No llevo más lentes. Prefiero resolver con composición y luz, en lugar de estar cambiando óptica a cada rato.

2. Backup sin drama

Mi respaldo es una Canon 7D Mark II. No es la más moderna, pero me permite usar la misma óptica, tarjetas y baterías que la R7. Eso significa que si algo falla, no tengo que cambiar todo el ecosistema, solo el cuerpo.

No llevo una segunda óptica. Menos peso, menos distracción.

3. Luces portables pero efectivas

Uso un par de monolights Neewer de 300W, a batería. Los acompaño con una softbox de 40x40, un octabox tipo paraguas de 60 cm, y cuando hay espacio, un reflector estándar con barndoors.

Siempre llevo un reflector 5 en 1 por si necesito rebotar luz natural o rellenar de forma sencilla.

¿Uso luz natural? Sí, claro. Si hay buena ventana, la aprovecho. Pero voy preparado para no depender del clima ni de la orientación del restaurante.

4. Trípode y soporte

Trabajo con trípode casi siempre, sobre todo para mantener consistencia entre tomas. Uso uno de fibra de carbono, con cabeza de bola y sistema Arca-Swiss. Si necesito disparar cenital, a veces lo hago cámara en mano según el encuadre y el espacio.

Sí, el trípode es un bulto extra, pero no cambia mucho comparado con todo lo que ya va en el equipo.

5. Modificadores y stands

Llevo dos light stands medianos. Si hay presupuesto, llevo un asistente. Si no, pido ayuda en el restaurante para sostener un reflector o mover una luz. Siempre hay alguien en cocina con buena disposición.

También me llevo un juego de banderas (algunas veces armadas DIY) para controlar reflejos o recortes de luz.

6. Extras técnicos que hacen la diferencia

• Disparador para los flashes

• Tarjeta de grises

• Exposímetro, cuando necesito más precisión que lo que da el histograma

• Laptop con Lightroom si el cliente necesita ver el proceso en tiempo real

  • Si el cable estorba, uso la app de Canon para conectar vía Wi-Fi

• Trapos limpios, un par de pinzas, y un atomizador con agua para revivir vegetales o simular frescura

No hago estilismo como tal, pero llevo lo justo por si hay que ajustar rápido o limpiar algo antes de disparar.

7. Energía, de equipo y humana

Siempre llevo:

• Un par de baterías extra para la cámara

• Una batería adicional para las luces

• Cargador portátil (que dejo en el coche por si se extiende la sesión)

• Tarjetas suficientes, formateadas antes de llegar

• Café (imprescindible)

• Agua, si me acuerdo

Y en el coche tengo una chamarra, una bandana tipo buff, una multiherramienta con puntas y llaves compatibles con mi tripié y tramoyas. También llevo un rollo de gaffer tape de 2 pulgadas y uno pequeño de 1. Ah, y dos bolsas de arena que me han salvado más de una vez cuando hay viento o superficies inestables.

8. Transporte

• El equipo de cámara va en una Lowepro con mucha batalla, pero confiable

• El trípode viaja en su bolsa Manfrotto

• Las luces, modificadores, stands y demás accesorios van en una maleta de producción mediana con ruedas

No es una configuración minimalista, pero es eficiente. Todo tiene su lugar y está pensado para armar y desarmar rápido.

Para cerrar

No existe una fórmula única. Hay días en los que llevas equipo de más, otros en los que justo lo que no metiste es lo que te hizo falta. Pero tener un sistema propio, armado a partir de tu experiencia, te libera para concentrarte en lo importante: hacer buenas fotos.

Si tú también haces este tipo de chamba, ¿qué llevas tú en tu mochila?